Hace
poco más de un año Camila viajó a España, más precisamente Alicante.
Muchas
cosas le pasaron y muchas historias hay para contar al respecto. Pero hoy voy a
profundizar su primera entrevista de trabajo.
Buscando
por Internet se postula para un laburo que parecía interesante. Administrativa
para una ONG, part time, sin mucho esfuerzo. Digamos que para salir del paso
era ideal.
Camila
llega a la entrevista, mucha gente, gente rara. Le hacen llenar unos
formularios extraños y con preguntas no muy frecuentes en ese tipo de instancia
laboral. Completa los papeles y los entrega. Le dicen que aguarde a ser llamada
a una charla con uno de los coordinadores.
Llaman
a dos personas y también nombran a Camila. Entra en una oficinita y empieza el
cuestionario típico de toda entrevista… “un defecto: soy muy responsable, una virtud:
definitivamente la proactividad... y bla bla bla” Todos sabemos cómo sigue este
temita. Pero en conclusión Camila se fue de este sucucho sin saber absolutamente
nada de lo que consistía el trabajo; y citada al día siguiente por la mañana
para pasar una jornada laboral con los “senior” y ver de qué trataba.
Muy
contenta llega al otro día y se encuentra con una muchedumbre gritona en la
puerta del edificio (los españoles tienen decibeles muy altos). Aparece el coordinador,
asigna grupitos de “nuevos” con “seniors” y los divide en distintos autos.
Camila no entendía nada (osea literamente no entendía cuando le hablaban.. el
español podrá ser el mismo idioma, pero al principio no cazaba ni una) no
entendía por qué la habían metido en un auto con un chico con exceso de gel en
la cabeza, la cejas depiladas y unos anteojos de sol horrendos. Y mucho menos
entendía por qué este intento de hombre agarraba la autopista…
A
unos millones de kilómetros por hora y
con la música al palo empieza la agonía… después de media hora de viaje paran
en una estación de servicio a comer algo. Por supuesto Camila no hablaba con
nadie, no les entendía! No tenía plata para comprar comida así que se limitó a
sentarse y esforzarse por interpretar algo de lo que hablaban. El colmo fue
cuando una de las chicas eructó tan pero tan fuerte que creo provocó un
terremoto en Brasil. Fue en ese momento cuando empezó a preguntarse dónde
carajo estaba…
Emprendieron
nuevamente el viaje hasta llegar a un pueblo llamado Villena, a casi dos horas
de Alicante. Al bajar del auto le entregan una pechera naranja horrible con la
inscripción “save the children” o algo así y
le explican en lo que consistía el trabajo. Iban a tener que ir tocando
timbres en los edificios para juntar personas que quisieran colaborar con la ONG donando dinero. No parece
grave, no?
Cinco
horas tocando timbres, subiendo escaleras de edificios y golpeando cada una de
las puertas. Cuarenta grados de calor (era pleno verano). Cinco manzanas
enteras recorrió el grupo de Camila.. cinco.. un edificio al lado del otro, un
mínimo de seis pisos y cuatro departamentos por piso.. Hagan sus propios
cálculos…
Todo
eso, para obtener MENOS UNA firma…
Paran
a comer algo y Camila llama a su hermana… indignadísima ésta le dice que esta
super lejos de su casa y que se volviera inmediatamente, que los mandara a
cagar a todos y que se fuera. Que no podía ser le estuvieran haciendo eso!
Camila no podía estar más desorientada, no tenía ni la más mínima idea de cómo volver
ni de cuan lejos estaba.
Una
de las “nuevas” se sentía mal y también quería volverse. Ambas informan sobre
su abandono a los coordinadores, por alguna extraña razón no se sorprendieron
(?) Empiezan a caminar hasta que encuentran un colectivo que las dejaba en la estación
de trenes. Después de una hora de llegan a Alicante…
Moraleja…
manténganse alejados de las pecheras naranjas.
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